Hace menos de dos meses el COVID-19 era una realidad lejana para América Latina. Hoy con el confinamiento obligatorio y medidas de restricción de movilidad, nos está demostrando una crisis sanitaria y económica nunca visto. Empujando a América Latino a la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929.
Los números de infectados en la mayoría de los países del continente aún no llegan a los números europeos, excepto por Estado Unidos. Pero la situación de América Latina se vuelve más delicada, por la deficiencia en los sistemas de salud, una vez que el virus crezca en cantidad de infectados se complicará la situación por la cantidad de camas y respiradores disponibles (Tabla 1). Por lo tanto, es muy importante el distanciamiento social, no para frenar el virus sino para aplanar la curva de infectados, que todos puedan contar con asistencia médica y no debamos elegir entre quien vive y quien no.
Fuente: Elaboración propia
La condición de las personas diagnosticadas en algunos países de América Latina, actualizado al 15 de abril de 2020, nos presenta diferentes porcentajes de mortandad eso se da por deficiencias sanitarias de los países o por el tipo de pacientes que fueron afectados, la realidad es que este virus no tiene un porcentaje concreto de mortandad aún, depende bastante del tratamiento que se le otorgue y quien sea contagiado.
Fuente: Elaboración propia con datos de worldometer
Hablando más del sector económico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el Producto Interno Bruto (PBI) de América Latina y el Caribe caerá 5,2 por ciento, no descarta que muchos países enfrentarán shock sanitarios, perturbaciones económicas internas, derrumbe de la demanda externa, cambios en los flujos de capital y el colapso de los precios de las materias primas. La FMI marca como prioritario garantizar los gastos en sanidad pública y mitigar la crisis con estímulos fiscales y monetarios.
Desde el FMI destacan la disminución del PIB en promedio de los países de Sudamérica comparando con las otras naciones de esta región (Tabla 2), por los altos números de economía informal, la cantidad de personas que se quedarán desempleadas instantáneamente sin protección social.
Fuente: Estimaciones del FMI
Según las estimaciones, el país más afectado será Venezuela con una caída en su economía de hasta un 15%, sin embargo, esta cifra es mucho menos a la contracción del 2019 con un 35%. En comparación a los otros países de Latinoamérica (Tabla 3) los siguientes en peor situación son México y Ecuador con una posible caída de su PIB en un valor superior al 6%.
Fuente: Estimaciones del FMI
Las previsiones para los mercados emergentes apuntan a un descenso del 1% para este año, con pequeños crecimientos en el mercado asiáticos y una significativa caída del resto de los mercados. La economía mundial de este año caerá un 3%, esto propone una recisión global más severa que el de la crisis financiera global del 2009.
En cuanto al desempleo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte con preocupación que el desempleo de América Latina se puede ver afectada en un 8,4% para este año en comparación al año anterior con 8,1% (Tabla 4), en números absolutos esto equivaldría a sumar a los 25 millones de desempleados actuales a ser casi 27 millones a finales de este año.
Fuente: Elaboración propia con información de la OIT
El FMI resalto las previsiones en las tasas de desempleo para este año destacando porcentajes de desempleos significativos en Brasil con 14,7%, Argentina 10,9% y Colombia 12,2%. Sobresale Paraguay como el único país en la región que posiblemente registrará una tasa de desempleo inferior a la del año pasado, con 7,1% frente al 7,2% del 2019.
La OIT reconoce que, si hay una respuesta política coordinada a nivel internacional como ocurrió en la crisis financiera del 2008-2009, el impacto del desempleo mundial podría ser significativamente menor. Y como sabemos, una caída en el empleo conlleva a grandes pérdidas de ingresos para los trabajadores y se estima que la perdida en el consumo de bienes y servicios sea de USD 860.000 millones a finales del 2020.
Para concluir, tenemos que comprender que hasta que no tengamos disponible una vacuna o un tratamiento eficiente contra el virus, cualquier experto que diga que puede predecir un resultado de lo que pasaría en el mundo, está mintiendo. El único desenlace que todos conocemos es que este virus con sus consecuencias no pasará pronto y solamente saldremos con mucha solidaridad, atención en las medidas económicas, financieras, sanitarias que los gobiernos impongan, comprender la necesidad de los países especialmente de aquellos escasos en camas y respiradores, estar preparados para un corte de ingresos y que los mercados sean capaces de autoabastecerse.